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Conforme el bebé va desarrollando patrones de movimiento más complejos, los reflejos primitivos deben ir desapareciendo, decimos que se integran. Irán entonces surgiendo los reflejos posturales y patrones de movimiento más complejos controlados por la corteza cerebral. El desarrollo cerebral del bebé depende en gran medida de la presencia y luego integración de los reflejos primitivos, estos permitirán que el bebé pase por todas las etapas del desarrollo motor. Todo ello ayudará a crear conexiones nerviosas entre neuronas y a mielinizar esas conexiones haciéndolas más eficaces y más rápidas. Por eso es importante que el bebé pase por todas esas etapas: levantar la cabeza, volteo, reptar, gatear y más tarde caminar. Este desarrollo es la base para que el sistema nervioso central madure.
Se considera un problema de maduración del sistema nervioso central tanto la ausencia de reflejos primitivos en el momento adecuado como la presencia de ellos pasado un tiempo. Hacia los tres años de edad deberían haber desaparecido todos los reflejos primitivos, pero la realidad es que podemos hallarlos en niños más mayores e incluso en adultos. Esto tiene distintas repercusiones según la edad de cada persona. Los adultos suelen encontrar la manera de compensar la presencia de estos reflejos y llevar una vida completamente normal. En los niños es más fácil hallar síntomas que nos hacen sospechar de la presencia de reflejos no integrados.

¿QUÉ SÍNTOMAS NOS PUEDEN HACER SOSPECHAR EN LOS NIÑOS, E INCLUSO EN ADULTOS, QUE ALGUNOS DE ESOS REFLEJOS AÚN ESTÁN ACTIVOS?

  1. – Malas posturas, poco equilibrio y coordinación, «torpes» en los deportes, se tropiezan o se chocan mucho…
  2. – Niños que se sientan en «W», caminan de puntillas, les cuesta permanecer sentados, adoptan posturas echados sobre la mesa…
  3. – Dificultades en la lectoescritura o deficiente compresión lectora, poca concentración, problemas de lateralidad, confusión de letras, etc.
  4. – Dificultad para realizar tareas de motricidad fina como recortar, coger bien el lápiz.
  5. – Dificultad para el control de esfínteres. Enuresis nocturna.
  6. – Morderse las uñas o morder el lápiz.
  7. – Niños etiquetados de hiperactivos.
  8. – Niños excesivamente miedosos, asustadizos, inseguros, dependientes.

PROBLEMAS ESCOLARES Y SU RELACIÓN CON LOS REFLEJOS PRIMITIVOS

Procesos como la lectura, la escritura, el habla (fonación y articulación), las matemáticas, la organización espacial, la concentración, la comprensión lectora, etc. son habilidades que se adquieren cuando se alcanza una maduración cerebral adecuada, y esta maduración cerebral depende de la buena integración de los reflejos primitivos. Si los reflejos primitivos no se integran a la edad correspondiente, puede haber un retraso en la maduración cerebral y ello causar problemas de aprendizaje. Así, por ejemplo, el reflejo de Babkin, el de agarre y el de Hands Pulling están involucrados en el proceso de la escritura. Otros reflejos como el de Moro o el tónico simétrico cervical no integrados puedes relacionarse con problemas de visión y ello afectar a la lectura. Problemas de atención en clase o concentración pueden deberse a un reflejo espinal de Galant activo que provoque inquietud al estar sentado. Todo ello hace que el niño deba hacer un gran esfuerzo para seguir una clase. A veces a estos niños se les etiqueta de hiperactivos, malos estudiantes y se asocia al fracaso escolar.

¿CÓMO SE PUEDEN INTEGRAR LOS REFLEJOS PRIMITIVOS?

Los reflejos primitivos en los bebés se van integrando cuando van consiguiendo logros motores. Los bebés deben reproducir esos movimientos reflejos muchas veces durante el día hasta que los integran y consiguen sustituirlos por movimientos voluntarios. A veces ocurre que los niños se saltan alguna fase evolutiva como el volteo, el reptado o el gateo, y esto hace que no se integren ciertos reflejos. Para integrar estos reflejos está la Terapia de Movimiento Rítmico.

TERAPIA DE MOVIMIENTO RÍTMICO

El Doctor Harald Blomberg, gracias al trabajo realizado por la terapeuta corporal Kerstin Linda, creó este método. Esta terapia son unos ejercicios basados en los movimientos que hacen los bebés desde que nacen. Los movimientos rítmicos del bebe hacen que las diferentes partes del cerebro se conecten consiguiendo así una madurez cerebral. Así pues, la Terapia de Movimiento Rítmico consiste en una serie de ejercicios, que se pueden hacer tanto de forma activa como pasiva y que consiguen mejorar el tono muscular y relajar las tensiones y espasticidades.
El tratamiento se puede iniciar en bebés en cuanto se descubra un retraso madurativo, alteración en algún reflejo primitivo o simplemente dificultad para realizar alguno de los avances de desarrollo motor característicos de su edad. Es interesante poder trabajar con ellos pues así haremos una labor preventiva y ayudaremos al bebé en su desarrollo neurológico y motor.
Los ejercicios son sencillos de realizar y se enseñan a los padres para que los puedan realizar en casa a sus bebés. En el caso de niños más mayores se puede enseñar para que los hagan ellos mismos. También están indicados en adultos que continúen teniendo reflejos activos. Esta terapia es un trabajo continuo en casa y que debe ir siendo revisado por un profesional formado en esta disciplina.

Este tipo de terapia unida al tratamiento osteopático del cráneo del niño hace que el resultado sea muy positivo. 

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